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20 de Septiembre, 2020

Queridos hermanos y hermanas de la Diócesis de San José,

Este año la pandemia nos ha forzado a todos a reevaluar como vivimos nuestra vida. Las familias han tenido que lidiar con la pérdida de empleos, trabajar remotamente, aprendizaje a distancia para nuestros niños, la separación de nuestros seres queridos, el aislamiento y la lista continua. Nosotros como Católicos hemos tenido que cambiar la manera en que celebramos y compartimos experiencias con nuestras comunidades de fe.

En su homilía del 13 de septiembre, el Arzobispo Cordileone de San Francisco invitó a los feligreses de San Francisco a participar en una procesión eucarística el 20 de septiembre hacia la Catedral para pedir la reapertura de las iglesias para el culto a un nivel consistente con otras actividades en San Francisco, con estrictos protocolos de salud y seguridad establecidos.
Me uno en apoyo al llamado del Arzobispo para que los católicos de San Francisco protesten en oración por los límites extraordinariamente severos del condado y la ciudad de San Francisco al culto público, que hasta esta semana solo permitían misas al aire libre para hasta 12 personas a pesar de que la ciudad de San Francisco ha estado en Nivel Rojo durante tres semanas. Al igual que el resto del estado, incluyendo nuestro propio condado, estaban reduciendo de manera segura las restricciones a las reuniones, el condado y la ciudad de San Francisco no lo hicieron.

Para nosotros, la situación ha sido diferente. Nuestra Diócesis ha podido celebrar misas con hasta 60 personas al aire libre o con 100 automóviles durante casi tres meses con estrictas pautas de salud y seguridad mientras nuestro condado todavía estaba en la Lista de Vigilancia o en Nivel Morado.
Continuaré dialogando con los funcionarios claves del condado acerca de permitir el culto en interiores, garantizando los protocolos de seguridad y salud, ahora que nuestro condado se ha establecido al Nivel Rojo durante la semana pasada. Espero que pronto podamos volver a celebrar misas en los interiores de nuestras iglesias a un porcentaje seguro de la capacidad de nuestros edificios, con todas las precauciones de salud y seguridad necesarias. Mientras que a mí, así como a muchos de ustedes, no me gustan las restricciones de salud pública, nos han mantenido a salvo, han reducido la propagación del COVID y hasta ahora han sido razonables en nuestro condado.

Suyo en Cristo,

Reverendísimo Oscar Cantú