Entender las señales de advertencia de los adultos

By The VIRTUS® Programs

Como adultos responsables, podemos crear un mundo más seguro cuando trabajamos juntos como comunidad. Esto incluye ser conscientes del comportamiento de todos los adultos dentro de nuestros programas y nuestros ministerios, incluido el propio. Recuerde el primer paso del Programa Proteger a los Hijos de Dios™, Conocer las Señales de Advertencia de los Adultos (o simplemente Conocer las Señales de Advertencia, en función de la versión de la capacitación que haya realizado). Conocer las señales de advertencia de los adultos significa que podemos reconocer las acciones y los comportamientos inapropiados que los adultos exhiben hacia los niños. Y podemos identificar las violaciones de los límites y la posible manipulación, tomando medidas antes de que puedan escalar a un posible abuso. Los límites son las líneas que separan nuestro espacio personal, nuestras emociones y nuestro comportamiento de los demás. Los niños, especialmente, se ven perjudicados cuando se violan sus límites, independientemente de que sea de manera intencionada o no.

Mantenga los ojos abiertos para detectar comportamientos preocupantes o inapropiados. Algunas de las posibles señales de advertencia del comportamiento de los adultos son cuando el adulto:

  • Desalienta a otros adultos de participar o vigilar.
  • Intenta estar a solas con los niños o los aísla de los demás.
  • Parece emocionarle más estar con los niños que con los adultos.
  • Da regalos a los niños sin autorización.
  • Se pasa de la raya tocando, luchando, haciendo cosquillas, etc.
  • Utiliza palabras malsonantes o cuenta chistes inapropiados o sexuales a los niños.
  • Se comporta o habla como si las normas no le fueran aplicables (ignora las políticas, se salta las normas).
  • Permite a los jóvenes realizar actividades que los padres no permitirían.
  • Les dice a los niños que guarden secretos.
  • Toma, publica o comparte fotografías de niños sin la aprobación de los padres o de la organización.
  • Muestra a los jóvenes contenido sexual o pornografía (lo cual no solo es una señal de advertencia de comportamiento inadecuado, sino que también es ilegal y se considera abuso en la mayoría de los estados).

Si un adulto exhibe una señal de advertencia (o múltiples señales de advertencia), no lo convierte automáticamente en un abusador y no debemos asumir que lo es. De hecho, podría tener una mala comprensión de los límites o de las normas. Sin embargo, el comportamiento podría ser de acoso y debe ser abordado. Si observa o toma conocimiento de una señal de advertencia de un comportamiento inadecuado, es imperativo comunicar la información al supervisor del programa. Se trata de comportamientos que no generan sospecha de que un niño está siendo abusado, con la excepción de cuando alguien muestra a un niño o un joven pornografía o imágenes sexualizadas. La razón por la que esta señal de advertencia en particular sigue estando en esta lista es porque es claramente una señal de advertencia de un comportamiento inapropiado; sin embargo, también es mucho más que eso y hay que informar a los servicios de protección infantil.

Aunque no siempre podamos conocer las intenciones de alguien, su comportamiento debería hablar por sí mismo. Su papel específico en la protección de los niños empieza por conocer las señales de advertencia de un comportamiento inadecuado. También debemos reconocer que nuestro propio comportamiento puede ser problemático y necesitar ser atendido. Los adultos seguros no pueden comportarse de forma que condicionen a los niños a tolerar o aceptar comportamientos inapropiados o que violen los límites de los demás.

Para garantizar que las interacciones de los adultos con los jóvenes sean sanas y seguras, podemos utilizar el acrónimo “P. A. N.” (que significa que el comportamiento debe ser Público, Apropiado y No sexual), o el acrónimo más sólido “P. A. C. T.“. Esto significa:

  • Priorizar a la seguridad. Los adultos seguros priorizan la seguridad, siempre, incluso cuando no es fácil o conveniente.
  • Actuar de forma Apropiada (sin posibilidad de ser percibido como sexual o romántico). Actuar adecuadamente significa que el comportamiento es saludable y seguro, tanto para el adulto como para aquellos con los que interactúa, y que el comportamiento debe ser tal que no pueda ser percibido como sexual o romántico desde el punto de vista de una persona racional. Incluso si el comportamiento tiene la intención de no ser sexual o romántico, la percepción de su comportamiento cuando se yuxtapone con la política y el código de conducta siempre tendrá más peso.
  • Seguir de manera Coherente las políticas (comportarse con transparencia). Seguir de forma coherente las políticas y comportarse con transparencia en las acciones y la comunicación, en todo momento, significa que el comportamiento está alineado con los requisitos diocesanos.
  • Comprometerse a trabajar Todos juntos (seguir los cinco pasos). Cumplir este requisito implica seguir el Código de Conducta diocesano o las normas éticas, así como las políticas y los procedimientos de su organización/diócesis. Comprometerse a trabajar todos juntos es quizás el elemento más importante del “P.A.C.T.”, porque cuando los adultos responsables siguen los cinco pasos, automáticamente están aplicando un “PACT” (pacto o acuerdo, en inglés) para proteger a los niños y los jóvenes.

Recuerde los cinco pasos del Programa Proteger a los Hijos de Dios™:

  1. Conocer las señales de advertencia de los adultos (o, también, conocer las señales de advertencia).
  2. Examinar y seleccionar a los empleados y los voluntarios (o, controlar el acceso a través del examen).
  3. Supervisar todos los entornos, incluidas las actividades que implican tecnología (o, supervisar todos los ministerios y programas).
  4. Estar atento a los niños y los jóvenes (o, estar atento al comportamiento de los niños y los jóvenes).
  5. Comunicar sus inquietudes.

Al mantener los límites y seguir un comportamiento adecuado como adultos seguros, estamos contribuyendo a crear un entorno seguro para los niños, los jóvenes y las personas vulnerables, y también para nosotros mismos. Esto no es algo que cualquiera de nosotros pueda poner en práctica por sí solo; se necesita que todos los adultos que se preocupan por nosotros se unan en la misión de mantener a los niños y a los jóvenes seguros. Gracias por todo lo que hacen para contribuir a un entorno seguro, aquí, en el contexto de nuestros diversos ministerios, y más allá, en nuestros hogares y nuestras comunidades. Los niños están más seguros gracias a su compromiso.

 

This article is the copyrighted property of National Catholic Services, LLC. All rights reserved.